Créditos Imagen: Gustavo Molina Foto: Franciaco Marchán
Alexander Mendoza | Prensa LVBP
Caracas.- Gustavo Molina se encontró en la misma situación de hace un año, cuando se inició la práctica antes del primer juego de la Final, el viernes por la tarde. Una vez más, estaba en el Estadio Antonio Herrera Gutiérrez, rodeado de caras conocidas, pero en esta ocasión con un uniforme diferente.
En la temporada 2019-2020 era el coach de banca de Cardenales de Lara, ahora desempeña el mismo cargo con Caribes de Anzoátegui.
Es toda una rareza, difícil de dejar pasar por alto. Si alguien tratara de escribir una historia de tintes similares y en sus apuntes planteara tal idea, seguramente provocaría que su editor levantara una ceja, por inverosímil.
“Es un intercambio de dugouts, de verdad que el beisbol y la vida siempre te sorprenden, con cosas como estas, en el trayecto de tu carrera. Así de grande es este deporte e interesante. Todos los partidos son diferentes, aunque se jueguen con las mismas reglas, todo puede cambiar, de un momento a otro”, dijo Molina a la LVBP.com.
Antes, su carrera había dado un giro inesperado. Algunos meses después de su última temporada como pelotero activo (2018-2019, Águilas), recibió una llamada de la oficina de Lara. El club estaba restructurando su cuerpo técnico, imposibilitado de contratar a personal relacionado con organizaciones de Grandes Ligas, debido a la momentánea exclusión de la LVBP del Acuerdo Invernal con MLB, y Molina era el principal candidato a convertirse en la mano derecha del manager Luis Ugueto, que sustituiría a José Moreno.
“Con Cardenales fue mi primer año como técnico, siempre agradecido con Luis y la gerencia del Cardenales por tener mi nombre presente. Debutar como campeón fue una gran bendición, un gran aprendizaje”, apuntó. “Una de las cosas a mi favor, fue haber jugado los últimos años de mi carrera con Lara (2016-2017, 2017-2018) e integrarme a un grupo de trabajo conocido, me facilitó un poco más las cosas, a nivel de comunicación y conocimiento del equipo. Eso me ayudó a evaluar lo que teníamos, con respecto al contrario y sacar conclusiones, que sugería. Los éxitos y los triunfos llegaron y el trofeo se pudo levantar al final de la temporada”.
Ese buen desempeño tras bastidores, que sirvió como uno de los pilares en la dirección del club crepuscular, le valió ser designado piloto de Tiburones de La Guaira en la 2020-2021. Pero un decepcionante inicio de 4-13 le costó el cargo. Días después, cuando Jackson Melián fue separado de la dirigencia de Caribes y su lugar ocupado por el coah de pitcheo, Mike Álvarez, Molina fe reclutado por el gerente general Samuel Moscatel, para que le apoyara desde la banca.
Gustavo Molina comenzó la temporada como manager de los Tiburones de La Guaira
“No puedo estar más que sorprendido después de lo que pasó con Tiburones. Así que era obvio que esta oportunidad no la esperas de inmediato. Aunque siempre estuve preparado, por si algún equipo despertara interés en mí, porque el beisbol es así. Es a diario. Para los que disfrutamos y vivimos al máximo este deporte, es imposible divorciarse. Entonces siempre te mantienes al día, esperando. Así que cuando acepté, asumí el cargo con la misma responsabilidad con la estuve en La Guaira y antes en Lara. Eso no va a cambiar con Caribes. Estamos en una final y es bastante interesante. Todos quieren estar aquí, pero sólo pueden dos equipos”, abundó sobre su particular recorrido en la actual campaña.
Aunque no es algo que le sea ajeno. Molina actuó en partes de cuatro campañas en las Mayores. Siempre tratando de ganarse un puesto en la primavera, evitando ver al futuro, si no al ahora. Esperando que su personalidad optimista, fuertes habilidades detrás del plato y capacidad para conectarse con los lanzadores, le consiguieran un espacio en el roster activo o si no en algún momento del verano. De alguna manera lo logró. El estelar Mark Buehrle le gustaba trabajar con él, durante su pasantía con los Medias Blancas en 2007, y luego logró ser el respaldo de Jorge Posada y Russell Martin, con la exitosa versión de los Yanquis de Nueva York de 2011.
Pero también sumó 15 campañas de experiencia en el circuito local y 13 en Ligas Menores.
Ningún otro jugador tiene mejor visión de lo que ocurre en el terreno, que un cátcher, como eje de la línea central. De hecho, puede ordenarle a sus compañeros dónde posicionarse, de acuerdo al bateador de turno, y, lo más importante, guiar al lanzador. Es una suerte de estratega en el terreno y en su cabeza -pese a las innumerables estadísticas en las que se apoya el beisbol- guarda información que ha ido acumulando a lo largo de los años. Ningún otro hombre en el campo, tiene siquiera la mitad de las obligaciones de un careta. Molina recurre a esos años de sapiencia en sus nuevas funciones.
Gustavo Molina se uniformó con Medias Blancas, Orioles, Mets, Medias Rojas y Yanquis, entre 2007 y 2011
“Cuenta con una visión del juego más amplia que la mía, como jugador de posición, como receptor, y una corta pero buena carrera como técnico. Entonces me ha facilitado las cosas”, señaló Mike Álvarez.
“La posición de receptor te mantiene dentro del juego, por la responsabilidad que pasa por tus manos. Eres como el filtro de comunicación durante el juego, entre el lanzador y el manager e incluso los jugadores. Eso es un beneficio grande que tenemos nosotros, como receptores y ha sido muy beneficioso para mi trabajo como coach”, glosó el ex mascota, de 38 años de edad.
“Con Mike he tenido una relación de muchos años, desde mis comienzos cuando jugaba con Magallanes (inicios de la década de 2000), él era el pitching coach, después nos volvimos a encontrar con Caribes (2010-2013). Así que la vida en el beisbol siempre te da sorpresas y con el pasar de los años aquí estamos nuevamente”.
Molina espera volver a alzar el trofeo de campeón. Su equipo tiene la mitad del camino recorrido, tras llegar el domingo al Estadio José Pérez Colmenares de Maracay, con ventaja 2-0, en la serie al mejor de siete desafíos.
“Es una Final interesante. Ambos equipos cuentan con buenas ofensivas. Buen balance en el pitcheo abridor y en el relevo. Mucho material criollo y eso habla de su profundidad y estabilidad en todas sus filas. Así que hay que esperar”, acotó.
Después que todo termine, volverá a estar atento a ver qué le depara el beisbol y sus inesperados giros.
“Como jugador lo hice y ahora como coach voy a mantener la misma mentalidad, mente abierta oídos abiertos, sin miedo a los retos, consciente al momento de tomar decisiones, porque ahora es mucho más grande la responsabilidad. Tengo que esperar la oportunidad, para dirigir, como coach de banca o miembro de un staff o en área del beisbol en el que me sienta cómodo y pueda llevar mis herramientas al máximo nivel. Siempre voy a estar disponible”.
Gustavo Molina fue el coach de banca del manager Luis Ugueto y celebró el título de la 2019-2020