Barquisimeto.- En sus dos primeras Series Finales del beisbol profesional venezolano, el bateador zurdo Danry Vásquez se fue de 40-19 para un.475 de promedio, que llegó a ser el más alto entre toleteros criollos con al menos una cuarentena de turnos al momento de la sentencia. Nada extraño, tratándose de un leñador con .297 de average vitalicio durante diez campañas. Su sistema es simple y, a la vez, efectivo: pelear cada viaje al plato cual si fuera el último y hacer swing sólo a los strikes.
“Muchos bateadores dicen que van al home a buscar un pitcheo en específico. Yo no. Yo salgo a buscar lanzamientos en la zona de strike, sin importar el repertorio de quien tenga al frente. Que él lance lo que tenga, yo me enfoco en hacer contacto al pitcheo que esté cerca, uno contra el cual yo pueda hacer daño”, apunta Vásquez, quien llegó a Cardenales de Lara en un cambio con Tiburones de La Guaira por los escopeteros Yapson Gómez y Pedro García.
“Para eso es muy útil cargar a tiempo”, prosigue. “Algo que ya yo hacía, pero que he reforzado aquí con Selwyn Langaigne (coach de bateo de los Pájaros Rojos). Si cargas a tiempo reconocerás más rápido si la pelota viene en bola o en strike. Para yo hacerle swing la pelota debe pasar por el cuadrito, no interesa el tipo de envío”.
Para Vásquez, una cosa es salir airoso en ronda eliminatoria y otra diferente es hacerlo en finales, como fue su caso en las dos anteriores con La Guaira. “En una final hay más ansiedad y debes dominarla, controlarla, trabajarla lo mejor posible. El margen de error en cada turno debe disminuir”, explica. “Por eso salgo mentalizado en que cada turno es el que va a definir el juego, como si fuese el último de la final. Otro tema clave para mí es el factor público. Yo me alimento con la euforia de la fanaticada. Se me abren las agallas, se me multiplican los bríos. Me entran más deseos de ganarle al pitcher. No importa si estoy en casa o afuera. Eso también marca una diferencia entre las finales y la ronda regular, cuando no se llena tanto el parque. Y otra cosa que me enseñaron las dos finales anteriores fue no derrochar energías innecesariamente, no desgastarse en cosas que no valen la pena”.
Danry Vásquez tiene un método muy claro para hacer swing al pitcheo adecuad cuando está en el plato
UN BATEADOR ESPONJA
Danry Vásquez se considera un bateador esponja. Aprendió mucho de muchos sobre el oficio de soltar líneas por doquier. “He absorbido enseñanzas de distintos coaches que he tenido en mi carrera, sin recordar ahora uno en particular”, detalla. “Yo presto mucha atención. Escucho. Lo que me sirve, lo incorporo. Lo que no, lo suelto. Y algo que siempre he hecho es llegar temprano a trabajar, a batear en la práctica como quiero hacerlo en el juego”.
Una de las destrezas que Vásquez practica con especial ahínco antes de los juegos es batearle a los zurdos, habilidad que tanto le cuesta desarrollar a la mayoría de los toleteros izquierdos. Entre la fase inicial y el Round Robin, el mirandino de 31 años de edad promedió .341 (de 44-15). “Yo tengo una rutina desde hace mucho, y la estoy ejecutando ahora con Langaigne”, precisa el jugador. “El me tira la pelota y yo estoy cruzado. Así solo veo la bola al final. Eso me ayuda a mantenerme cerrado y por eso tengo éxito contra zurdos. Contra bateadores de su mano, los zurdos suelen lanzar recta y slider. Rara vez tiran un cambio. Si lo tiran, hay que prestar más atención. Lo importante es seleccionar un pitcheo en strike. Salgo para allá sin pensar si le voy a hacer swing al primer pitcheo o no. Al rival le cuesta saber si yo soy agresivo o pasivo. Yo soy agresivo, sí, en mi zona de strike”.
Danry Vásquez llegó a Cardenales de Lara iniciada la temporada, proveniente de un cambio con Tiburones de La Guaira