Créditos Imagen: Ramón García Jr. | Fotos: Alejandro Van Schermbeek
Carlos Valmore Rodríguez | Prensa LVBP
Caracas.- Ramón Junior García demostró con hechos en esta postemporada del beisbol profesional venezolano que el llanero es del tamaño del compromiso que se le presenta.
El pitcher portugueseño tuvo una ronda eliminatoria sombría con los Tiburones de La Guaira. Lastimado de hombro y rodilla, solo pudo lanzar 24 entradas. Sus últimas tres presentaciones resultaron desalentadoras: 10.1 innings, 22 hits, nueve carreras limpias recibidas, efectividad de 7.86 ¿Quién se aventuraría a incluir en la rotación de postemporada, contra los más afilados lineups, a un monticulista con ese precedente?
César Collins, gerente general de los varguenses, pudo haber saltado a García escogiendo a un abridor en el Draft de Adiciones y Sustituciones. El mánager Henry Blanco tenía la opción de mandarlo al bullpen y traerlo en juegos abiertos. Pero ambos sabían que Ramón García Jr. es otro pitcher cuando las papas queman. Creyeron en él y García se agrandó cuando era preciso. Hizo cuatro aperturas de seis episodios durante el Round Robin correspondiente al torneo 2022-2023 y en todas ganó su equipo porque encajó dos anotaciones en 24 capítulos, para 0.75 de efectividad y 1.00 de WHIP.
“Cuando llegue de instruccional, Ramón estaba fuera del roster”, recuerda Enrique González, coach de bullpen de los escualos. “Fue mejorando y tanto Felipe Lira como yo pensamos que nos podía ayudar hacia la parte final de temporada, cuando pararan a algunos lanzadores que teníamos”.
“Ramón no estaba saludable, pero se pudo recuperar”, apunta Blanco. “Cuando entras a un Round Robin pesa la experiencia y miren lo hecho por Ramón en esta liga. Ha sacado la cara por todos nosotros con el comando de sus pitcheos y su concentración. Ha demostrado lo que puede hacer en estas instancias, cuando tanto necesitábamos de un brazo. Saludable, enseña lo que es. Es un fajador, un profesional”.
“Ha sido así desde que estaba en Águilas del Zulia”, afirma Collins. “Yo siempre se lo he dicho: “no me importan tus números de ronda regular porque sé que en postemporada me vas a responder. Estaba seguro de que en el Round Robin todo sería diferente para él”.
Collins se remite a las pruebas. Esta es la sexta postemporada de Ramón García y luego de 53.2 tramos su efectividad en estas instancias se reduce a 2.10. Solo en la semifinal de la zafra 2019-2020 lo batearon. De resto, crecido como un samán. “En estos momentos el enfoque es diferente”, afirma el diestro de 31 años de edad.
Ramón García Jr. dejó mínima efectividad de 0.75 en 24.0 innings
La lanza del llanero
En el sonido interno del Estadio Universitario resuena La Gasolina, de Daddy Yankee, a todo volumen. La de García en playoff es de alto octanaje. Más ahora, cuando la fórmula tiene un nuevo aditivo: el sinker, la lanza de este centauro.
“Ese pitcheo lo usaba muy poco y es el que más me ha ayudado en estos juegos”, apunta García. Antes usaba más la recta lisa y mi papá, así como los coaches, me dijeron: ‘tu sinker es bueno, úsalo’. Lo puedo tirar adentro y combinarlo con slider afuera”.
Su padre, Ramón Antonio García, también empleó el sinker durante los más de 300 innings que lanzó en Grandes Ligas con Medias Blancas de Chicago, Cerveceros de Milwaukee y Astros de Houston. “Yo le sugerí a Junior que se lo tirara a los zurdos adentro y a la altura de la correa”, precisa, orgulloso, el ex bigleaguer. Los coaches encargados del cuerpo monticular en La Guaira, Ricky Bones, Felipe Lira y Enrique González, todos con paso por la Gran Carpa, lo ayudaron a perfeccionarlo.
“De los cuatro días de descanso, agarro tres para practicar con los coaches. Ellos me fueron dando ideas para el agarre”, sostiene García quien, a diferencia de los magos, revela sus trucos ante el público. “El sinker, como lo tiro yo, siempre le rompe al final al bateador”, explica. “Es como un cambio, cae al llegar. El bateador siempre se lo consigue, pero adelante, y le da chaflaneado por debajo. Entonces salen muchos rollings. Contra los zurdos lo uso adentro para que les llegue encima y en la zona de strike. A los derechos se los tiro en el medio y rompe hacia adentro”.
Al mánager Henry Blanco le gustó la idea del sinker. “Ha hecho efecto porque mantiene a los bateadores fuera de balance y los obliga a dar rollings Ha sido clave usar las dos partes del home y dejar la parte de afuera abierta, tanto contra derechos como contra zurdos”, alecciona Blanco, receptor en la Gran Carpa por 16 campañas.
Un padre “controlador”
Ramón García, el padre, le inculcó al hijo desde pequeño el amor por los strikes. “Siempre le dije que atacara la zona porque pitcher que lanza fino siempre es bolero”, sostiene el ex grandeliga. Ramón Junior nunca olvidó esa enseñanza. Carente de una recta incineradora, solo podría sobrevivir como lanzador profesional atinando en la zona. “Soy un pitcher de contacto”, se define. “Como aquí en el Universitario corre mucho la pelota hay que lanzar siempre en la zona, pero bajito”.
“La gente sabe que tiro mucho strike y pongo a los bateadores a hacer swing al pitcheo que yo quiero y a tirarle al primer lanzamiento”, enfatiza. No poncho mucho y ahorro lanzamientos atacando siempre la zona de strike, buscando que hagan contacto y confiando mucho en mi defensa”.
Enrique González, coach de bullpen de los Tiburones, celebra este atributo de Ramón García. “Siempre está arriba en el conteo y eso ayuda a que los bateadores se apresuren y fallen con rodados y en conteos bajos”, expone González, con pasado en las lomitas de MLB. “A él le pueden dar un hit porque está en la zona, pero luego provoca un rolling para dobleplay y sale del problema”.
Ramón García Jr. se erigió en figura de la rotación de los Tiburones de La Guaira
Ser un pitcher de contacto se enlaza con una de las propiedades de Ramón Junior García: su durabilidad en el morrito. En la LVBP del presente, los abridores capaces de ofrecer cinco innings rescatables son cada vez más escasos. García encadenó cuatro presentaciones de seis capítulos. Los relevistas lo consideran un héroe. “Como lanzo para contacto, ahorro pitcheos. Llego al sexto con 75, 78 lanzamientos”, relata el escopetero derecho. Eso también lo aprendió viendo al padre, su mejor instructor. “Cada vez que voy a lanzar pido el lineup del oponente y hablo con mi papá sobre los bateadores y cómo enfrentarlos”, declara. “Él jugó en Grandes Ligas y tiene mucha experiencia. Yo lo veía lanzar en los mejores estadios del mundo y quería ser como él”.
El llanero es del tamaño del compromiso que se le presenta. Un dicho popular al cual García le dio rango de decreto ley. Ahora le toca seguir elevándose, pues viene la final contra los Leones del Caracas, la oportunidad para que los Tiburones de La Guaira pongan fin a casi cuarenta años de desolación. “Me encantaría que, todos juntos, hagamos historia”, proclama García, el pitcher que puso a los bateadores del Round Robin en temporada de sequía y se llevó el premio al Jugador Más Valioso.