Créditos Imagen: Alex Romero | Fotos: Alejandro van Schermbeek
Carlos Valmore Rodríguez | Prensa LVBP
Caracas.- En sus más de dos décadas dentro del beisbol profesional venezolano, el exgrandeliga Héctor Giménez ha conocido pocos bateadores tan seguros de sí mismos como Alex Romero. Sin importar el pitcher enfrente, Romero va al home absolutamente convencido de su triunfo. Lo decreta. Su inquebrantable voluntad le permitió irrumpir en el coto cerrado de los mil hits, cenáculo al cual han accedido diez peloteros desde la fundación de la Liga, 77 años atrás.
Chocador puro, natural, Romero alcanzó el millar de imparables la noche del viernes 16 de diciembre de 2023, a doce días de concluir la ronda eliminatoria. Quien basó su éxito en hacer swing cuando la bola casi besa la mascota del receptor se marchará al fenecer la temporada 2023-2024.
“Su confianza en sí mismo es extrema”, asevera Giménez, quien departió con Romero mientras “La Dinastía” de los Tigres de Aragua despotizaba la LVBP durante la primera década del siglo XXI. Ahora es su instructor de bateo en Águilas del Zulia. “Jugamos diez temporadas juntos, entre Tigres y Águilas, y siempre lo escuché diciendo: ‘voy a mí’, ‘a ese pitcher me lo como yo’, ‘hoy daré cuatro hits’, ‘a ese no lo fallo’, ‘si a ese lo fallo, me mato’. Son sus expresiones. Alex no se deja intimidar por nadie”.
Alexander Delgado, el catcher de La Dinastía, combatió 23 temporadas en la LVBP y su especialidad fue ganar campeonatos porque era un maestro de la mascota y se juntó con los mejores. También escaló a las mayores. Delgado ha compartido con decenas de magníficos atletas, Miguel Cabrera uno de ellos. Y asegura nunca haber conocido a alguien tan creyente en sí mismo como Alex Romero. “Le pueden decir que hoy picha Sandy Koufax, Roger Clemens o Randy Johnson y su respuesta siempre va a ser: ‘a ese le doy tres líneas’. Siempre dice sobre el lanzador: ‘él sabe quién soy yo’”, refiere el ahora coach de primera de las Águilas.
Ramón Castro, otro ex bigleaguer ahíto de títulos con los Tigres junto a Romero, refiere un episodio ocurrido en Estados Unidos para validar la “arrogancia”, si cabe el término, del nuevo togado de los mil hits.
Alex Romero es admirado por sus cofrades, que reconocen sus excepcionales habilidades para batear
“Rodolfo Hernández era técnico de los Mellizos de Minnesota en las menores y contó cómo ese guaro, al verse fuera del lineup, se le metió al mánager en la oficina y le dijo: ‘oye, yo tenía cuatro hits hoy para ti. Esta noche venía a ganarte el juego’. El mánager se echó a reír y lo metió en la alineación ¿¡Puedes creer que, en efecto, dio los cuatro hits y resolvió el partido?!”, rememora Castro. “Y siempre fue así. Mi casillero dentro del vestuario de los Tigres en Maracay era el primero al entrar y Romero cuando pasaba me decía: ‘hoy tengo cuatro’. Y si le comentabas: mira, pero hoy lanza El Toro Zambrano, por decirte, contestaba: ‘no te preocupes, él sabe quién soy yo. Cuatro hits, igual’”.
Silvino Bracho, el cerrador de las Águilas, sufrió a Romero como contrincante en sus inicios aquí. Luego fueron conmilitones. “Ahora, cuando estamos del mismo lado, hablamos de cuando yo lo enfrentaba y me cuenta que él decía: ‘ahí viene el chiquitico que tira duro’. Vamos a darle línea de una vez’. La actitud de Alex es clave para entender su éxito”, añade Bracho. “No le importa quién esté pichando. Puede ser su papá y dice que le va a dar hit. Con su personalidad se pone por encima del lanzador. Un fenómeno. Cuando le tiraba solo pensaba: que haga lo que tenga que hacer, pero que sea rápido. Hit, doble o se haga out solo, pero rápido. Si te pones difícil, él se pone más difícil. Lo montas en dos strikes y ahí es cuando más cuesta hacerlo out”.
Esa confianza se la ha transmitido a las nuevas promociones. “No se rinde. Sale y anuncia: ‘le voy a dar hit’. Es impresionante. Es una de tantas cosas rescatables de él”, interviene el jardinero de los rapaces Simón Muzziotti, a quien Romero aleccionó sobre el uso de la cadera para golpear la esférica hacia la banda contraria, según el testimonio de Russell Vásquez, coach de tercera de los alados.
“En esta temporada al lado suyo he asimilado muchas cosas y uso todo cuanto me dice, pero lo más importante fue que confiara en mí”, tercia el novicio Eduardo Torrealba, aspirante a Novato del Año con .319 de promedio tras 116 turnos hasta el comienzo de la jornada correspondiente al sábado 16 de diciembre de 2023. “Alex es uno de los pilares de mi éxito este año bateando. Sus consejos han sido importantes. Lo escuchas y entiendes situaciones que no conoces. Esas charlas me han enseñado a ser mejor jugador. Su éxito se relaciona con su preparación y actitud, con su forma de ser”.
La confianza de Alex Romero descansa sobre su instinto natural para batear. “Un zurdo puro, típico de Venezuela, como puede ser Oswaldo Olivares”, lo analiza Enrique Brito, uno de los diseñadores de La Dinastía tigrera, hexacampeona de la LVBP en las contiendas 2003-2004, 2004-2005, 2006-2007, 2007-2008, 2008-2009 y 2011-2011, trayecto durante el cual ese núcleo disputó ocho finales, seis de ellas seguidas, y siempre conducido por Buddy Bailey. “Alex Romero es un regador de líneas, con buen contacto -abanica muy poco- y manos rápidas. De los más genuinos hiteadores en la liga local. Si hubiese sido mejor corredor se habría quedado más tiempo en la Gran Carpa”. Solo sumó 280 turnos de 2008 a 2009 con Cascabeles de Arizona.
Romero siempre se ha vanagloriado de llegar temprano al estadio para prepararse, pero es capaz de sacar el bate hasta cuando haraganea. “Una vez llegó a los Tigres después de un mes sin jugar y no practicó. Se lo hice ver y su respuesta fue ‘¿A ti se te olvida cómo hacer el amor? Pues el bateo es lo mismo’”. Algo parecido le soltó a Alex Delgado en una ocasión cuando el receptor lo invitó a tomar práctica extra. “Alex nació para batear”, concluye el Señor de los Anillos.
No todo es genético, silvestre y espontáneo en Alex Romero. “Ahí como lo ves, es un jugador pendiente de lo que pasa, atento. Tiene un gran enfoque, por eso su éxito”, desgrana Alí Castillo, el toletero con mejor promedio de por vida en la LVBP detrás de Víctor Davalillo, al menos entre quienes reúnen mil turnos.
Alex Romero exuda confianza en sus capacidades
El truco de Romero para almacenar mil incogibles en la LVBP fue dejar que la bola lanzada por el pitcher llegase a él, y no al revés. “Como confía en sus manos permite que la bola viaje lo más posible con la finalidad de reconocer si el pitcheo es de buena calidad, para hacerle swing, o de mala calidad, para dejarlo pasar. No tiene que ir a buscar algo que va hacia donde él está. Por eso espera la pelota. Todos los bateadores buenos aguardan hasta el final y se mantienen cortos”, razona Héctor Giménez, desde su experticia como instructor, la fecundidad con el madero del marabino nacido hace cuarenta años. “Él sabe cuándo va a agarrar un boleto. Te lo dice. Combina su confianza con saber lo que está pasando, cómo lo trabaja el lanzador”.
Haciendo swing al terminar la bola su recorrido, el zurdo Romero se habituó a conectar del medio hacia la izquierda. “Me sorprende su capacidad para batear hacia la banda contraria”, reconoce Muzziotti. “Es un aprendizaje para mí a partir de verlo trabajar el medio del campo. Siempre me sugiere mantenerme más tiempo en el medio”.
Si a Alex Delgado le hubiera tocado “llamar” un juego contra Alex Romero, le hubiera recomendado al monticulista lanzarle duro y adentro. “El error garrafal cometido por los pitchers contra él es dejarle envíos flotando del medio hacia afuera”, sostiene. “Como él espera hasta lo último para hacer swing en su zona de confort da muchos batazos hacia el otro lado. Su hit más recordado (la línea barrebases entre center-right con la cual coronó el inolvidable rally de siete carreras en el noveno inning del quinto asalto de la final contra los Navegantes del Magallanes para dejarlos tendidos y encumbrar a los Tigres en la zafra 2006-2007) fue así, una bola flotada del medio hacia afuera, aunque esa vez sí la haló”.
Irónicamente ese, su hit, más laureado, está excluido del millar por cuanto lo sonó durante la postemporada. Aunque, a juicio de Muzziotti, es una razón más para elevar a Romero al Salón de la Fama del Beisbol Venezolano. “Un pelotero con mil hits, con todos sus campeonatos obtenidos, con todos los batazos claves que consiguió, debe estar ahí”, concluye con una seguridad digna de su tutor, Alex Romero.