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Richard Justice | LasMayores.com
Craig Biggio esperaba que Yogi Berra lo convirtiera en mejor receptor. Esa parte terminó siendo lo de menos.
“Me hizo mejor hombre”, recordó Biggio.
Esa clase de historia se escucha una que otra vez mientras el beisbol está de luto con la muerte de uno de los mejores jugadores y mayores caballeros en la historia del juego.
Berra, el ex receptor miembro del Salón de la Fama y conocido tanto por sus confusiones lingüísticas como por su récord de 10 títulos de las Series Mundiales con los Yanquis de Nueva York, murió el martes por causas naturales a los 90 años de edad, en su casa de Nueva Jersey, dijo Dave Kaplan, director del Museo Yogi Berra.
Al principio, los fanáticos de los Yanquis querían a Yogi porque era uno de los mejores jugadores que habían visto. Entendía el juego desde cada ángulo.
Más adelante, Yogi se haría casi igual de famoso por sus historias chistosas y sabidurías crípticas. Pero la gente que mejor lo conocía siempre señalaba otras cosas. Y lo primordial era que Berra era un hombre con un gran corazón.
Sí, tenía mucho conocimiento del béisbol. “Estábamos sentados en la banca y Yogi dijo algo que no tenía mucho sentido”, contó Biggio. “En el inning siguiente, pasaba algo que Yogi te había dicho que iba a pasar. Es que en el momento de él decirlo, no lo entendías”.
Berra se convirtió en tutor de Biggio luego de unirse al cuerpo de coaches de los Astros en la década de los 80, justo cuando el segundo empezaba lo que terminaría siendo una carrera digna del Salón de la Fama.
Desde el principio, el dúo se llevó muy bien. El joven le hacía muchas preguntas al instructor, que ofrecía consejos sobre posicionamiento defensivo, pedir de juegos detrás del plato y bateo.
Pero ésas no son las lecciones que duraron toda una vida. Las más importantes, las que Biggio hasta pasó a sus propios hijos, fueron acerca de cómo ser un verdadero profesional, un buen compañero y tener como primera prioridad ganar.
“Aprendí tanto de ese hombre”, dijo Biggio. “Puedo ver ahora que mucho de lo que traté de ser puede atribuirse a las lecciones que aprendí de Yogi. Pero más que todo eso fue el hombre. Fue una persona tan buena, tan bondadosa. Era una de esas personas que querías complacer, pero también sabías que podías aprender mucho de él”.
Craig Biggio:
“Puedo ver ahora
que mucho
de lo que traté
de ser puede atribuirse
a las lecciones
que aprendí de Yogi".
El gerente general saliente de los Cerveceros, Doug Melvin, aprendió algunas de esas lecciones al principio de su carrera. Se encontraba con Yogi durante juegos o comidas cuando ambos estaban con los Yanquis.
Años después de eso, Melvin buscaba a Yogi para hacerle más preguntas.
“Es uno de los hombres de beisbol más grandes en la historia”, dijo Melvin. “Podías plantear situaciones o problemas con jugadores. Los consejos de Yogi se basaban en una comprensión básica del béisbol”.
Los valores de Yogi eran de los más básicos. Él pensaba que hacer lo correcto estaba por encima de todo.
¿Hacía reír Yogi a la gente? Claro que sí, muchísimas veces.
Cuando la gente reflexione sobre la maravillosa vida de Berra, empezará con su condición como uno de los mejores jugadores en los anales de los Yanquis. Fue Jugador Más Valiosa de la Liga Americana en tres ocasiones, fue convocado a 18 Juegos de Estrellas y, después de su retiro, llevado a Cooperstown.
Berra también ayudó a definir una era que produjo millones de fanáticos de beisbol. Es uno de los jugadores que unieron diferentes generaciones de aficionados, entre los que lo vieron jugar y los que escucharon sobre sus grandes hazañas. Todos llegaron a quererlo a él y al beisbol.
De hecho, Berra era tan querido como jugador y como persona que siguió siendo casi tan popular al final de su vida como en el apogeo de su carrera. Pero para otros, los que mejor lo conocían, su legado irá más allá de eso.
Yogi será recordado por su honestidad y su decencia, por hacer sentir bien al extraño que tuviera la oportunidad de compartir con él, aunque fuera sólo por unos minutos.
Berra se crio en un área humilde de San Luis y subió a una posición privilegiada en la sociedad. Pero siempre mantuvo aquella humildad propia de su crianza.
La gente extrañará mucho a Yogi. Pero él viviría por siempre en sus corazones.