Créditos Imagen: Foto: AVS PHOTO REPORT
Alexander Mendoza | Prensa LVBP
Valencia.- Alejado de los reflectores que iluminan a varias de las figuras del Magallanes, Frank Díaz no aparece entre marquesinas. Su nombre figura un poco más abajo en la lista, en el lugar reservado a los actores de reparto. Aunque su rendimiento diga lo contrario.
No es algo que preocupe al jardinero, a quien pareciera incomodarle la exposición mediática. De hablar pausado, sin estridencias en sus declaraciones, asegura estar a gusto tras bastidores.
“Siempre he trabajado para ayudar al equipo, me da igual si me incluyen entre las estrellas del club o no. Para mí lo importante es cumplir con lo que me encomienda el manager (Carlos García)”, destacó, poco después de la práctica en el Estadio José Bernardo Pérez. “El reto que me planteo es rendir en esta liga y trabajar. Todos somos compañeros de equipo y nos llevamos muy bien aquí adentro (en el clubhouse), que es lo más importante”.
Desde la temporada 2003-2004, cuando comenzó a jugar como regular en la LVBP, Díaz suma 62 cuadrangulares y 344 remolcadas, la séptima y sexta cifras más elevadas en el circuito durante ese lapso. El carabobeño aparece entre los forzudos más connotados del circuito, incluidos Alex Cabrera y Eliezer Alfonzo.
Sin embargo, su primer turno en la ronda regular de la 2015-2016 llegó en el décimo encuentro de los Navegantes. No había espacio para el experimentado bateador derecho, pero una vez que recibió la oportunidad no paró de producir. Jamás se quejó.
“Pese a no comenzar jugando, seguí esforzándome como si fuera regular. Participaba en prácticas extra con Richard Hidalgo (coach de bateo). Nunca me rendí. Sabía que algún día iba a llegar la oportunidad. Llegó y la supe aprovechar. Desde que empecé a jugar no paré de batear. Fui a Taiwán (Copa Mundial Premier 12) y regresé bateado, luego me alejé por una lesión y aquí estoy”.
Díaz se convirtió el toletero más consistente y productivo del equipo, pero tras su vuelta, después de vestir el uniforme Vinotinto, sufrió un esquince grado uno en el músculo semitendinoso de la pierna derecha. Volvió al roster activo al final de la eliminatoria y retomó las cosas justo donde las había dejado. Una vez más echó mano de su férrea voluntad y su ética profesional.
“Recuperar el ritmo, no fue tan difícil, aunque tuve tres semanas sin batear. Practiqué como cinco días antes de ser reactivado, estaba mentalmente preparado”, contó. “Richard me ayudó muchísimo. Es una máquina de trabajo ¿Cómo puedes quedarte sentado? Se trata de Richard. Es tu coach. No te cambia la forma de batear, solo te empuja a trabajar el doble, a ensayar el swing. Esa es la clave del éxito”.
El viernes, en el primer partido de la Serie Final contra Tigres de Aragua, Díaz sacudió su primer vuelacercas en el Clásico de Enero y remolcó cuatro anotaciones, en la paliza de los navieros 14-3.
El patrullero, de 32 años de edad, elevó su promedio en la postemporada a .385 (38-15), el mejor de Magallanes, con tres jonrones y 14 remolcadas.
“Logré responder y qué mejor momento que en los playoffs. Siempre trato de hacer lo mismo. Nunca bajo la marcha”.
El Almirante García lo sabe. Ya no duda en escribir su nombre en el lineup.