Carlos Hernández regresó por amor al beisbol

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Alexander Mendoza | Prensa LVBP

 

Caracas.- Carlos Hernández es un trabajador incansable y un optimista empedernido. No importa cuántas veces caiga, siempre trata de levantarse. La esperanza y el amor por el beisbol siempre le acompañan.

Luego de tres operaciones en el hombro y dos años de ausencia de los diamantes, el zurdo del Magallanes está de vuelta.

“Fue un proceso bastante largo, eterno diría yo. En ocasiones no encuentro palabras para describirlo. Pero creo que mientras esperaba, aumentaba la motivación de seguir trabajando más fuerte y perseguir la meta de volver al terreno”, señaló el zurdo, que regresó la semana pasada con el Magallanes, tras lanzar por última vez el 9 de noviembre de 2013.

“Llegar a ese día, fue emocionante”, confesó el ex grandeliga. “Al hacer contacto con la caja, en el montículo, miré al cielo y le di las gracias a Dios. Cualquier otro se hubiese rendido”.

Hernández reapareció el 15 de diciembre, contra Tiburones de La Guaira. En ese encuentro sacó dos outs, con ponche y golpeado. Desde entonces ha aparecido cuatro veces y en 2.1 entradas de labor, como relevista situacional, no ha permitido hits, ni regalado boletos, con par de abanicados.

“Hernández se ha estado preparando muy bien para este momento”, comentó el manager de los Navegantes, Carlos García. “Me enorgullece tenerlo de vuelta en el roster. Ha batallado, ha perseverado para recuperarse de múltiples lesiones y siempre se ha mantenido positivo, haciendo su trabajo para progresar y ganarse la oportunidad de estar aquí”.

Antes de volver a estar con el equipo, Hernández fue asignado a la filial de la nave en el Programa de Desarrollo. Allá abajo, se esforzó como uno más entre las jóvenes promesas del equipo. Participando en agotadoras jornadas, bajo el incandescente sol del mediodía en Carabobo.

“He sabido llevar esa carga. Se trata de fuerza de voluntad y del apoyo de toda la familia, mis hijos, mi esposa (Yobaisy), mi madre (Marlin), que en paz descanse, mi padre (Carlos) y mis hermanos”, destacó Hernández. “Ellos saben que las operaciones no me iban a detener. Que fueron un obstáculo, es cierto, pero logré salvarlo. Soy perseverante, fastidioso. Amo este juego y respeto mucho la camiseta que llevo. Magallanes es todo para mí. Es el equipo que me dio la oportunidad. Estoy de nuevo en el dugout y compitiendo”.

Luego de su tercera cirugía, Hernández se recuperó satisfactoriamente. Pero justo antes del Día Inaugural de la 2014-2015, cayó en cama afectado por Chikungunya y su convalecencia fue larga. No pudo subir al montículo.

“Luego sufrió de disquinesia, es decir falta de fuerza en los músculos. En este caso los de la cara anterior y posterior del tórax, al que le impedía el movimiento normal de la escápula (omóplato). Eso trae problemas para terminar el movimiento del brazo hacia el plato, algo que incide directamente en la localización y control de los envíos. Las tres cirugías en el hombro, de alguna manera van limitando la rotación del hombro”, glosó el jefe médico del Magallanes, Flavio Abattemateo. “Pese a la pérdida de algunas millas en la recta, está totalmente saludable y mentalmente consciente que no tiene molestias. Lo más importante en estos casos es recuperar la fortaleza mental”.

“Mientras pueda llegar la pelota a home con cierta fuerza seguiré adelante”, puntualizó Hernández. “Soy de aquí de Valencia, estoy cerca de mi casa. Lanzar para Magallanes me motiva. Quiero demostrarme a mí mismo y a los fanáticos que piensan que debo retirarme, que puedo sacar outs”.

UN COTIZADO PROSPECTO

Con apenas 21 años de edad, en 2001 Hernández se convirtió en el primer lanzador de los Astros en una década que ascendía a las Grandes Ligas desde Doble A. Al año siguiente apareció como primer prospecto de la organización, 24 de todo el beisbol, según Baseball America, y formó parte de la rotación de los siderales. Era una estrella en potencia, pero tuvo que someterse a la primera de sus tres intervenciones quirúrgicas. A partir de allí, apareció otras nueve veces en las mayores, todas en 2004.

Hernández podía tirar la recta a 94-95 millas por hora, con una curva de 12 a 6 que a ratos lo hacía imbateable. Pero su velocidad cayó a 83-84 mph y el panorama cambió drásticamente. Nada volvió a ser igual.

Hernández tenía el deseo de volver, pero sin la confianza de la gerencia filibustera, no estuviera uniformado.

“Ha sido parte del Magallanes durante muchos años y su trayectoria es ejemplar. Así que se merecía una oportunidad”, comentó Roberto Ferrari, presidente del club. “Se trata de confianza mutua. Solo tenía que demostrar que estaba bien para regresar al montículo y que recuperara la confianza en sí mismo. Además, es un zurdo efectivo. Sano, siempre ha aportado innings de calidad en el rol de abridor y relevista situacional. Estoy feliz de verlo lanzar de la forma como la ha hecho”.

Son apenas 2.1 entradas. Siete bateadores retirados. Cuatro encuentros. Pero para Hernández, esos pequeños pasos al final de la temporada, representan mucho más.

“Tal vez para algunos de mis compañeros clasificarse a los playoffs es una celebración normal, el equipo lo ha hecho en los últimos años. Para mí no”, sentenció el zurdo, que tiró dos tercios perfectos la noche del 18 de diciembre, cuando los navieros aseguraron un lugar en la postemporada. “Había visto al equipo celebrar durante los últimos dos años desde un televisor. Esta vez lo disfruté como si fuera la primera vez, como un niño”.

Esa alegría infantil de volver a disfrutar el beisbol en su esencia, solo por el gusto de competir y observar el contraste entre el verde de la grama y el naranja de la arena entre las bases, contrasta con la disciplina y el método de Hernández para aproximarse al juego.

“No puedo apresurarme por sentirme bien. Creo que debo llevar las cosas con calma. Cuando nos sentimos bien, queremos hacer más de lo que podemos y allí aparecen las lesiones. Sé qué puedo hacer y cuándo debo hacerlo. Es una lección aprendida después de todo lo que he pasado y que utilizo a mi favor”.

Hernández también tiene la ventaja de ser obstinado y nunca cejar en el intento.

“Tengo 35 años de edad y soy zurdo, esa es una ventaja en el beisbol (risas). Simplemente, siento que puedo seguir aportando en el terreno”.

¿CUÁNDO SE RETIRARÁ?

“Quiero seguir, estar unos años más”, soltó de inmediato Hernández, cuando escuchó la palabra retiro. “El cuerpo lo irá diciendo. Lo más importante es la recuperación, cómo me siento después de una salida. Estar listo para el próximo día. Hasta ahora, he estado regresando bien. Mientras lo pueda hacer, seguiré intentándolo. También pasa porque pueda estar activo en la temporada muerta. Espero que algún equipo, en Italia o México, pueda darme la oportunidad”.

Mientras forjaba su regreso, Hernández incursionó como comentarista en Meridiano TV. Tal vez en ese oficio se encuentre su futuro.

“Me agradó la oportunidad de trabajar en la televisión. Pero no descarto ser técnico o formar parte de la oficina de un equipo. Todo por lo que he pasado me ha ayudado a crecer, ver las cosas de otra manera, a entender de manera más amplia el beisbol”.

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Carlos Hernández no lanzaba desde la campaña 2013-2014

INFLUENCIA POSITIVA

A sus 35 años de edad, Hernández es uno de los pocos veteranos con el que cuenta Magallanes formado en sus filas. Otros peloteros de su generación ya no están y figuras como Richard Hidalgo ahora trabajan como coaches, luego del retiro. Así que el experimentado zurdo se ha convertido en un ejemplo a seguir.

“Ese largo proceso de recuperación me enseñó muchas cosas que quizás había obviado. Siempre trato de decirle a los muchachos que debemos tomar este trabajo en serio. Todos somos importantes, sin importar el rol que te asignen. Porque si alguien se lesiona o por alguna razón hay que sustituirlo, otro debe tomar su lugar y rendir. Es lo que se espera de un profesional”.

 

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