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Omar Malavé: “Cuando pierdes peloteros clave es difícil hacer ajustes”

16/01/2018

Omar Malavé Foto: AVS PHOTO REPORT

José Ángel Rodríguez Suárez | Prensa LVBP

Valencia.- “¿Voy directo al paredón?” Preguntó Omar Malavé al hacer su entrada en la sala de prensa del Estadio José Bernardo Pérez, minutos después de la derrota 11-9 contra Cardenales de Lara en la serie semifinal de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, en la que los Navegantes del Magallanes vieron como en cuatro juegos se esfumaba la ilusión de un título en la temporada que conmemoró los 100 años de historia del club.

Malavé tomó el timón de una carabela que deambulaba por aguas bravías en la campaña 2016-2017. A comienzos de diciembre de la pasada zafra sustituyó al emblemático “Almirante” Carlos García en la conducción del equipo y a pesar de no alcanzar la clasificación a postemporada, recibió la confianza del alto mando bucanero para guiar al equipo en la temporada 2017-2018.

“Fue una serie difícil en la que, sencillamente, Cardenales jugó mejor. Hay que quitarse la gorra ante un rival como ese. Lo hicieron todo”, dijo con relación a Lara, la divisa con la que logró un bicampeonato como manager a finales de los 90, antes de ahondar sobre los motivos del naufragio en los playoffs, instancia donde la nave solo pudo ganar en dos de 10 encuentros.

Una de las primeras peticiones del mandamás cuando fue ratificado en al frente del timón, mucho antes del Día Inaugural, fue contar con al menos dos lanzadores abridores criollos que pudieran estar sin restricciones en la nómina, además de un bateador zurdo que pudiera insertar en el medio del lineup y defendiera, preferiblemente, la primera base. Ninguna de esas aspiraciones se materializó.

“Nos hizo falta pitcheo abridor a lo largo de toda la temporada y al final estos son los resultados cuando tienes que utilizar a tu bullpen todos los días”, afirmó Malavé, quien quedó tercero en la votación como Manager del Año.

“Hubo un momento en el que teníamos iniciadores criollos pero el problema que existe es que las organizaciones en Estados Unidos no respetan a las de acá y mandan a parar a los muchachos”, se lamentó.

La rotación magallanera dejó el tercer mayor promedio de carreras limpias permitidas durante la ronda regular, con 4.89, solo superado por Tiburones de La Guaira (5.34) y Caribes de Anzoátegui (5.30), aunque la nave supo sortear esas dificultades para clasificar en el segundo lugar de la tabla con récord de 35-28. Sin embargo, en la postemporada el desempeño se hizo insostenible, luego de que en ninguna de las 10 desafíos un serpentinero abridor pudiera alcanzar el quinto inning, con 36 anotaciones merecidas en 29.1 entradas (11.05 EFE).

Un total de 18 abridores utilizó el club fiibustero entre la primera etapa del campeonato y las diversas fases de enero, sin encontrar la fórmula necesaria desde el montículo.

“La gerencia hizo todo lo que estaba en sus manos, pero no es fácil conseguir este tipo de lanzadores en la liga, y los equipos que los tienen piden mucho por ellos. A nosotros nos pasó, nos solicitaron demasiado talento criollo y de mi parte no quise entregarlos porque soy de los que piensa que esa clase de peloteros son los que dan títulos”, enfatizó.

En diciembre, Magallanes vio partir al cubano Adonis García con destino a Corea del Sur, tras firmar contrato con el conjunto LG Twins, al igual que al receptor grandeliga Luis Torrens, quien no se recuperó de una molestia en la mano izquierda y fijó vuelo a Estados Unidos. Mientras que tras el Año Nuevo, las malas nuevas continuaron cuando Andrés Eloy Blanco quedó fuera de acción por fractura en una costilla del costado izquierdo y con diversas molestias físicas de José Tábata, que mermaron su presencia en el lineup.

“Cuando pierdes peloteros clave como ellos, que estuvieron con nosotros en la clasificación, es muy difícil hacer ajustes. Nos mandaron a parar a Luis Rengifo y a Miguel Aparicio, con solo 18 años. Contaba con dos o tres muchachos nada más en la banca”, explicó el piloto, nativo de Cumaná.

Por lo pronto, Malavé no cierra la puerta a la posibilidad de mantenerse en el cargo para la próxima contienda.

“Estoy dispuesto a seguir. Esa ha sido siempre mi mentalidad acá y en Estados Unidos, aunque eso no está en mis manos”, soltó antes de caer fusilado por la emoción, pero no por razones deportivas como lo esperaba al principio de su intervención.

“De esta temporada me llevo el corazón de todos mis peloteros y en especial el de una persona que vi llorando hoy: Mario Lissón. Fue duro. Que haya estado batallando con nosotros en su último año como pelotero es otro capítulo en mi libro. Es mi amigo”, finalizó el estratega con la voz entrecortada, al tiempo que se despedía para luego, tal vez, sumirse en reflexiones sobre un futuro aún por definir.

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