Valencia.- Omar Malavé tenía algo guardado. Con Navegantes del Magallanes al filo de la eliminación ante Cardenales de Lara en la semifinal de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, el manager sucrense tomó la palabra y respondió a un sector del público que desde el comienzo de la postemporada ha señalado sus decisiones como máximo responsable del posible naufragio del barco.
“He recibido muchas críticas y la gente no sabe por lo que hemos pasado. Cuando me insultan desde la tribuna me duele bastante porque yo vine acá con la mentalidad puesta en clasificar a este equipo y buscar un campeonato”, se desahogó el timonel en su terreno, el Estadio José Bernardo Pérez, durante un contexto que lo tiene abajo 0-3, en la fase por un cupo a la Serie Final de la temporada 2017-2018.
Malavé enumeró las razones que, a su juicio, tienen a la carabela al borde del hundimiento definitivo. Inconsistencia permanente del cuerpo de lanzadores abridores a lo largo de la campaña, el adiós de Adonis García, luego de firmar contrato en Corea del Sur, y las molestias físicas de piezas imprescindibles en el último tramo de la campaña.
“No es fácil cuando pierdes a figuras como García, Andrés Eloy Blanco y José Tábata. Este grupo está guapeando e intentando salir adelante por ese título. Tengo gente que no puede ni correr, dando todo el corazón por este equipo y los fanáticos”, prosiguió el estratega, que está en su segunda campaña al mando del conjunto eléctrico, la primera desde el Día Inaugugral.
En los últimos 16 encuentros, entre ronda regular y playoffs, hasta antes del cuarto choque contra los crepusculares, el equipo náutico acumula récord de 3-13, muestra de un declive inequívoco desde que comenzaron los inconvenientes para la confección del roster.
En el compromiso por el comodín, contra Tigres de Aragua, Malavé contó con solo dos peloteros dispuestos en la banca a totalidad de condiciones: el receptor Juan Apocada y el infielder novato Yolberth Gideón. Con Tábata fuera de acción por un cuadro de deshidratación y Blanco aún en proceso de recuperación por una fractura en una costilla del costado izquierdo.
La rotación de iniciadores ha sido la principal piedra en el zapato del alto mando naviero. Durante la ronda regular dejaron el tercer promedio de carreras limpias más elevado de la liga con 4.89, solo por detrás de Tiburones y Caribes. Mientras que en las etapas de enero acumulan ocho salidas, en igual número de juegos disputados, sin alcanzar al menos un quinto inning, con 31 carreras limpias permitidas en 27 entradas de labor (10.33).
“A pesar de todos esos problemas con los abridores clasificamos en segundo lugar”, recordó el bicampeón con la organización que hoy lo tiene contra la pared, en las zafras 1997-1998 y 1998-1999.
Aún cerca del precipicio, el dirigente apuesta por lo que puedan hacer sus subordinados en el terreno durante la etapa culminante del campeonato.
“Estamos en una situación difícil y ese no es secreto para nadie, pero este equipo no va a tirar la toalla. Hay que seguir adelante”, soltó esperanzado, como último mensaje antes de meterse en el clubhouse para dar lo que podrían ser sus últimas instrucciones del año.
