Miami.- La temporada de los Marlins de Miami se parece mucho a la de Miguel Rojas, el campocorto venezolano de los peces.

Pese a las adversidades, su equipo no ha bajado los brazos y trata de mantenerse en carrera por avanzar a los playoff de las Grandes Ligas. Rojas, pese a los altibajos, suma más turnos que en cualquier otra temporada de su carrera, que se inició en 2014.

“Estamos jugando alrededor de .500, que lucía inimaginable luego de un mes de mayo tan complicado. Y todavía no hemos terminado el trabajo”, advirtió el de Los Teques, que también recuerda que en el quinto mes del año sufrió una lesión en la mano que lo apartó de los terrenos por un buen tiempo, justo cuando las cosas pintaban color de rosa.

“Yo creo que el plan de Dios es perfecto. Antes de la lesión, cuando estaba bateando (.338/.389/.400 con 12 anotadas en 24 juegos al momento de lastimarse), era un jugador de banco, pero últimamente estoy más contento”, declaró Rojas. “Me recuperé, salí adelante y soy el campocorto de todos los días de una organización de Grandes Ligas, que es lo que siempre soñé. No me puedo quejar de nada de lo que ha pasado”.

El cubano Adeiny Hechavarria, quien fue el torpedero del Día Inaugural, fue cambiado a los Rays de Tampa Bay en junio, mientras que el novato J. T. Riddle no pudo batear y se encuentra en lista de lesionados. Rojas asumió la titularidad de la posición desde mediados de julio.

Está por verse qué le deparará el futuro inmediato, pero pase lo que pase con los Marlins, el campocorto tiene algo muy claro: se uniformará con La Guaira en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional.

“Jugar en Venezuela siempre ha sido parte de mi vida”, apuntó. “He jugado con Tiburones desde hace mucho tiempo, aunque este año creo que me incorporaré más tarde, porque La Guaira quiere un campeonato y yo siempre los he tenido que dejar en el momento más importante. Me veo jugando a finales de diciembre o en el mes de enero”.

Rojas cree que pese a los problemas por los que pasa el país, la temporada de LVBP se debe disputar.

“Este tema es delicado, pero muchas personas trabajan en el beisbol”, enfatizó. “Y no pienso solo en los peloteros, sino en la gente que trabaja en el clubhouse o en el terreno, o el que vende alrededor del estadio. Esa es su vida y dependen del beisbol”.